Recuerdo que la primera vez que viaje al norte de nuestro país se notaba cada vez mas fuerte la repercusión sobre la vida social y cultural desde que Humahuaca fue declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, allá por julio de 2003.
Recuerdo una tarde de mates charlando con una de las chicas, que trabajaba en el hostel donde paramos en Tilcara, nos contaba sobre la tristeza de sus abuelos. Ellos, vivieron en esos cerros desde que nacieron, tenían su huerta, sus animales, producían lo necesario para vivir y con eso eran felices. Esa idea quedo dando vueltas por mi cabeza y dispara un primer pensamiento ¿para que trabajamos?:
Hoy inmersos en nuestra trajinada vida cosmopolita ¿trabajamos para vivir o vivimos para trabajar?
Otra de las escenas que recuerdo es caminando por esas calles pintorescas de Purmamarca, Tilcara y Humahuaca llenas de turistas, principalmente extranjeros. De hecho yo estaba ahí como turista (a quien se le ocurría antes del 2003, en los ´90 ir de vacaciones a esos lugares). Me recuerdo observando con detalle el desarrollo de esta industria sin humo, a la que considero, aunque algunos no coincidan, una industria cultural y por tanto creadora de valor simbólico, desarrollo económico y de puestos de trabajo. Y acá se imbrican en mi mente tres cosas:
La chica del hostel contado sobre sos abuelos muriendo de tristeza porque fueron desarraigados del cerro, a ver, aclaremos, no los desalojaron inhumanamente, para nada, les dieron una casa en el pueblo y una pensión por su edad, para nuestra forma de ver el mundo en los parámetros de la propiedad privada y del trabajo asalariado eso es dignidad, para ellos eso es la muerte.
Inmediatamente se me viene a la mente una canción, Niña Mapuche de Arbolito, que esta ambientada en el sur pero que bien podría ser en el norte de nuestro país, donde la niña dice "Hoy sentí a la maestra decir, que traerán mucho trabajo para los papás... Yo se que nunca tuvimos dinero, solo la magia la de compartir en esta tierra la de mis abuelos no va a ser fácil sacarnos de aquí."
A continuación de todo esto mi mente viajó a Buenos Aires, y sin ser apocalíptica pensé en el progreso como lo describe Roberto Arlt en sus Aguafuertes, hago un recorrido mental del siglo XVIII hasta acá (esas cosas de la mente que uno recuerda pasado que no vivió), y pienso en el vivir cada vez mas hacinados, trabajar y trabajar, acumular y acumular ¿para qué?. Ojo no desconozco los avances en los derechos pero también veo los retrocesos, la perdida de sentido sobre el verdadero fin del trabajo, sobre el valor del descanso, y la expresión mas cruenta de esto es cuando escuchas a alguien quejarse porque hay feriado y dicen "no quieren trabajar", mi respuesta es "sí, quiero trabajar porque, ademas trabajar dignifica, aún aunque sea un voluntariado, pero también quiero descansar ¿está mal eso?"Para ir cerrando esta llovizna de pensamientos al pasar, tiro algunas preguntas para que cada uno, cada una desde su lugar las cargue de significado y continuemos nuestra construcción colectiva:
- ¿Para que trabajamos? ¿que es trabajar? (hablo del trabajo asalariado, no de la militancia, el voluntariado)
- ¿Lo que es bueno para mi puede no ser bueno para otro? (en este caso me refiero a que yo tal vez no podría vivir en el medio de un cerro con una huerta y dos cabras, pero no quiere decir que todos tengamos que vivir de la misma manera, si con las misma posibilidades)
- Pensar la particularidad de comprender el mundo del otro y que el otro comprenda mi mundo es animarse a construir una nación, un país, la patria y enfrentarse a quienes quieren construir la Torre de Babel.
- ¿El progreso diversifica la cultura o atenta contra la diversidad cultural? creo que ambas pueden ser ciertas, creo ademas que es un tema que no podemos dejar de plantearnos en un país tan ricamente diverso como el nuestro.
- Esta va a quedar medio descolgada, o no, pero la tiro igual y es sobre pensar la industria del turismo como una industria cultural, en la que se deben tener en cuenta aspectos propios de esta industria como es la sustentabilidad, el cuidado del medio ambiente, del patrimonio, pero principalmente el cuidado de nuestra gente con especial atención a su diversidad cultural.
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